Descripción del título

Charles Pèguy (1873-1914) escribió El misterio de los santos inocentes en 1912; junto con El misterio del pórtico de la segunda virtud y El misterio de la caridad de Juana de Arco, constituye la trilogía que permite llamarlo el poeta de la esperanza. Porque, en efecto, no se puede vivir sin esperanza, sin mirar hacia delante, bajo un horizonte abierto, aun contra toda adversidad. El vaivén del ritmo, pero más el ritmo que penetra el sentimiento, mejor dicho, la sensibilidad para poder mirar y sentir el corazón de Dios como padre, que es el primero que espera (espera que el hombre se le abandone, le confíe, deje de llenarse la cabeza de tanta banalidad). En la obra reseñada se establece el diálogo entre madame Gervaise y Jeannette; la primera es la parte mística (una monja) y la segunda representa la parte terrenal (una adolescente que quiere la justicia: en realidad es Juana de Arco, a quien Pèguy admiraba tanto). Madame Gervaise representa la voz de lo alto; en realidad, es el propio Pèguy haciendo hablar al padre Dios. Yo soy, dice Dios, el padre de las tres virtudes. La fe representa dos mil años de cristianismo, la Iglesia milenaria que ha durado a lo largo del tiempo. La caridad figura las obras del cristianismo, la gente que ha dado su existencia asistiendo, ayudando y acompañando a los demás, en sus dolores, enfermedades y miserias; la caridad ha durado a lo largo del tiempo y hasta la eternidad, durante la eternidad y más allá de la eternidad. Pero la esperanza, dice Dios, es como una niña que no se preocupa, como no se preocupan los niños y sólo juegan en su casa, en la escuela o en la calle. La esperanza es como una niña que todas las mañanas se levanta y da los buenos días; es como un brote frágil que nace los primeros días de abril. Y sin ese brote no existiría lo grande; las cosas excelsas, los hombres magnánimos y las mujeres que han comenzado siendo pequeños, indefensos, frágiles, inocentes. Sin lo inocente no hay grande
Analítica
analitica Rebiun33984939 https://catalogo.rebiun.org/rebiun/record/Rebiun33984939 230421s2010 xx o 000 0 spa d https://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=4953818 (Revista) ISSN 1870-6703 S9M oai:dialnet.unirioja.es:ART0000733888 https://dialnet.unirioja.es/oai/OAIHandler 19 DGCNT S9M S9M dc El Misterio De Los Santos Inocentes electronic resource] 2010 application/pdf Open access content. Open access content star Charles Pèguy (1873-1914) escribió El misterio de los santos inocentes en 1912; junto con El misterio del pórtico de la segunda virtud y El misterio de la caridad de Juana de Arco, constituye la trilogía que permite llamarlo el poeta de la esperanza. Porque, en efecto, no se puede vivir sin esperanza, sin mirar hacia delante, bajo un horizonte abierto, aun contra toda adversidad. El vaivén del ritmo, pero más el ritmo que penetra el sentimiento, mejor dicho, la sensibilidad para poder mirar y sentir el corazón de Dios como padre, que es el primero que espera (espera que el hombre se le abandone, le confíe, deje de llenarse la cabeza de tanta banalidad). En la obra reseñada se establece el diálogo entre madame Gervaise y Jeannette; la primera es la parte mística (una monja) y la segunda representa la parte terrenal (una adolescente que quiere la justicia: en realidad es Juana de Arco, a quien Pèguy admiraba tanto). Madame Gervaise representa la voz de lo alto; en realidad, es el propio Pèguy haciendo hablar al padre Dios. Yo soy, dice Dios, el padre de las tres virtudes. La fe representa dos mil años de cristianismo, la Iglesia milenaria que ha durado a lo largo del tiempo. La caridad figura las obras del cristianismo, la gente que ha dado su existencia asistiendo, ayudando y acompañando a los demás, en sus dolores, enfermedades y miserias; la caridad ha durado a lo largo del tiempo y hasta la eternidad, durante la eternidad y más allá de la eternidad. Pero la esperanza, dice Dios, es como una niña que no se preocupa, como no se preocupan los niños y sólo juegan en su casa, en la escuela o en la calle. La esperanza es como una niña que todas las mañanas se levanta y da los buenos días; es como un brote frágil que nace los primeros días de abril. Y sin ese brote no existiría lo grande; las cosas excelsas, los hombres magnánimos y las mujeres que han comenzado siendo pequeños, indefensos, frágiles, inocentes. Sin lo inocente no hay grande LICENCIA DE USO: Los documentos a texto completo incluidos en Dialnet son de acceso libre y propiedad de sus autores y/o editores. Por tanto, cualquier acto de reproducción, distribución, comunicación pública y/o transformación total o parcial requiere el consentimiento expreso y escrito de aquéllos. Cualquier enlace al texto completo de estos documentos deberá hacerse a través de la URL oficial de éstos en Dialnet. Más información: https://dialnet.unirioja.es/info/derechosOAI | INTELLECTUAL PROPERTY RIGHTS STATEMENT: Full text documents hosted by Dialnet are protected by copyright and/or related rights. This digital object is accessible without charge, but its use is subject to the licensing conditions set by its authors or editors. Unless expressly stated otherwise in the licensing conditions, you are free to linking, browsing, printing and making a copy for your own personal purposes. All other acts of reproduction and communication to the public are subject to the licensing conditions expressed by editors and authors and require consent from them. Any link to this document should be made using its official URL in Dialnet. More info: https://dialnet.unirioja.es/info/derechosOAI Spanish text (article) Aguilar Víquez, Fidencio. cre Xihmai, ISSN 1870-6703, Vol. 5, Nº. 10, 2010 (Ejemplar dedicado a: Xihmai No. 10) Xihmai, ISSN 1870-6703, Vol. 5, Nº. 10, 2010 (Ejemplar dedicado a: Xihmai No. 10) Xihmai, ISSN 1870-6703, Vol. 5, Nº. 10, 2010 (Ejemplar dedicado a: Xihmai No. 10)